MI NUEVA NOVELA

MI NUEVA NOVELA
Una aventura de fantasía urbana ubicada en la España actual. ¡No te la pierdas!

lunes, 23 de diciembre de 2013

"Johnny el Guapo", de John Godey (reseña).


Os voy a presentar este libro: "Johnny el guapo" (The three words of Johnny Handsome), escrito por John Godey. Se trata de una novela negra, al más puro estilo pulp. No me gusta ser neutral en mis reseñas, así que os diré que me encantó. La leí hace un par de meses, después de pillarla por 89 céntimos en ebay... sí, sí, por 89 céntimos jeje. 

Bueno, os diré que la historia comienza con un tipo misterioso que se está dedicando a hacer preguntas que no debe sobre cierto mafioso por distintos bares. Está despertando el interés de algunos indeseables, a los que no les gusta que pregunten por su jefe. Al tipo le pillan y le llevan ante el jefazo. El jefazo quiere saber por qué anda preguntando por él, y el tipo le propone un negocio demasiado jugoso como para decir que no.

No quiero contar más cosas de la trama, para no rebentarla. Sí os diré que el final es genial y, al menos para mí (que suelo adivinar los finales de este tipo de novelas, dicho sea de paso), totalmente inesperado. No dejéis de disfrutar de esta deliciosa novela si tenéis la oportunidad. Totalmente recomendada.


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La "Trilogía" del Joven Merlín (reseña).


Hoy voy a reseñar someramente esta "trilogía", por llamarla así jeje. La llaman trilogía pero ya lleva cinco entregas. Pero bueno, dejando eso de lado, nos encontramos ante una obra de T. A. Barron que se enmarca en los años "perdidos" de Merlín. Barron escribe estas novelas sobre la vida de Merlín, inventando sus andanzas durante los años sobre los que no hay nada escrito sobre su personaje. 

Me aventuré con estos libros porque el personaje de Merlín me embarga desde pequeño. Yo que soy un fan incondicional de los magos en la literatura (aunque los prefiero si son magos oscuros), no podía no interesarme por Merlín. Después de varios libros sobre su figura, además de innumerables películas y algunas series, he de decir que esta trilogía me ha gustado mucho. Y el subrayado de la palabra trilogía no es casual, pues he leído los cuatro primeros libros, pero sólo me han gustado los tres primeros. Creo que la trilogía era muy buena, pero el cuarto libro sobra. Comprendo que al autor le cueste trabajo no seguir escribiendo sobre un personaje al que habrá puesto tanto cariño en crear, pero no puede escribir eternamente sobre algo que se desarrolla en unos pocos años. A mi parecer, son demasiadas aventuras para una persona en tan pocos años, incluso para el mago más interesante de toda la literatura (que me perdone Gandalf, pero hasta él le debe mucho: si no fuera por los estudios que Tolkien realizaba sobre los textos artúricos, no creo que Gandalf hubiera nacido). 

Pues eso, novelas de aventuras, de fantasía, de magia y hechicería. Muy divertidas y entretenidas (las tres primeras). Trilogía recomendada.

He de decir que el quinto libro, "The Wings of Merlin" aún no ha salido en castellano. Y no sé si lo leeré cuando salga, dado que el cuarto ya me sobraba. 

La "saga" la componen los siguientes títulos:

-Los años perdidos de Merlín.
-Los siete cantares de Merlín
-Los fuegos de Merlín
-El espejo de Merlín
-"The wings of Merlín"

Por lo que tengo entendido, han comprado los derechos para hacer una serie televisiva sobre la saga de T. A. Barron. A ver cómo sale el experimento.


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Héroe o Bestia (serial pulp).

Estoy leyendo un serial pulp online muy interesante, llamado "Héroe o Bestia". El serial lo escribe Javier Sermanz. Podéis encontrarlo en el blog de Proyecto Pulp: 


Se trata de un serial del género espada y brujería. La historia trata sobre un futuro muy avanzado tecnológicamente en el que crean un videojuego hiperrealista, en el que los jugadores pierden la noción de la realidad mientras juegan y se creen que la realidad es el videojuego en el que están. Es un royo matrix o algo así, muy bueno y muy original por el tema de ser un videojuego. Personalmente, creo que es muy entretenido y que tiene una buena calidad literaria.

En el serial veremos las aventuras de un héroe que se hace llamar "El Autarka". Es más un antihéroe al estilo de Robert E. Howard o de Fritz Leiber. 

El serial va por el Acto X. Pero los actos son cortitos, así que podéis cogerle el ritmo rápidamente. Yo voy por el Acto VIII, y os aseguro que no tiene desperdicio. Espada y brujería en estado puro: magia, hachazos, sangre, vísceras, etc., se unen en este divertido serial para hacer las delicias de los aficionados al género, así como de los que no lo son.

Totalmente recomendado. Echadle un ojo.

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CONTEXTO HISTÓRICO-FILOSÓFICO DE PLATÓN

CONTEXTO HISTÓRICO-FILOSÓFICO DE PLATÓN
Platón pertenece al período clásico de la Grecia antigua, en el que Grecia era un conjunto de polis con modos de vida y regímenes políticos distintos. Destacan Esparta y Atenas. Esparta era una oligarquía y Atenas tenía una constitución democrática. A principios del siglo V a.C. los persas invaden Jonia y amenazan toda Grecia. Las ciudades griegas lideradas por Atenas y Esparta vencen al ejército persa en las llamadas Guerras Médicas. Se crea la “Liga de Delos” a cuya cabeza se encuentra Atenas, que se convierte en la capital cultural y política de la antigüedad. Atenas despertó el recelo de las otras polis rivales como Esparta, que le declara la guerra (Guerra del Peloponeso), la cual termina con la victoria de Esparta. Platón nace en plena Guerra del Peloponeso en Atenas y sufre la decadencia de su ciudad.
En Atenas se alternan en el gobierno los oligarcas y los demócratas. Durante un gobierno democrático, un jurado compuesto por 500 ciudadanos condena a muerte a Sócrates, maestro de Platón. Platón renuncia a intervenir en política, a pesar de que noble y se había preparado para participar en el poder con la oligarquía, pero sin embargo nunca renunció a su vocación política. Los acontecimientos históricos explican dos factores importantes en la filosofía de Platón: la convicción de que era necesario proponer una nueva forma de gobierno, y su simpatía hacia Esparta. En este período histórico son importantes las tragedias de Esquilo y Sófocles y las comedias de Eurípides, que tratan sobre temas filosóficos y cuestionan a los dioses.
Platón estudió con Crátilo, discípulo de Heráclito, y con algunos sofistas, aunque el hecho más importante de su vida fue su encuentro con Sócrates. Pasa por Melgara, Egipto y Cirene y llega a la Magna Grecia dónde entra en contacto con los eleáticos y los pitagóricos quiénes dejan una profunda huella en su pensamiento. Sócrates influyó en Platón, sobre todo en sus ideas de que existe un bien permanente, y por tanto cognoscible y enseñable, y de que el fin central de la política es educar a los hombres para hacerlos justos. De Crátilo aprendió que no hay nada permanente en el mundo sensible y la incapacidad de los sentidos para llegar a una verdad estable. De los pitagóricos tomó su teoría del alma y de la transmigración de la misma, y la importancia central de las matemáticas para llegar al conocimiento pleno. De Parménides recibió que todo cambio es ilusorio.

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COMPARACIÓN DE PLATÓN CON LOS SOFISTAS

COMPARACIÓN DE PLATÓN CON LOS SOFISTAS
Vamos a hacer una comparación entre el pensamiento filosófico de Platón y el de los sofistas. Los sofistas fueron un grupo de pensadores griegos que florecieron en torno a la segunda mitad del siglo V a.C. Fueron los primeros profesionales de la enseñanza. Organizaban cursos completos y cobraban por enseñar. Entre sus enseñanzas incluían la retórica, la dialéctica, el derecho, la moral, etc.
Con los sofistas se da un giro antropológico y aparece una preocupación por el hombre más que por la naturaleza. Los sofistas establecen una contraposición entre naturaleza y convención o physis y nomos, con la que expresan que las leyes de los hombres, las leyes políticas y morales son convencionales, al contrario que las leyes naturales. Platón niega esto, ya que él piensa que estas leyes políticas y morales deben tener como objeto el bien, que es inamovible, y por ello deben ser leyes fijas. Para los sofistas no hay una verdad universal; mientras que para Platón, la verdad es única y susceptible de definición inequívoca, y se llega a ella a través del conocimiento de las Ideas. Para Platón, el conocimiento es fijo, mientras que para los sofistas es una cuestión de mera habilidad argumentativa.
Platón se opone al relativismo de los sofistas, ya que piensa que el bien es único y el mismo para todos.Vamos a citar el “Protágoras” de Platón, en el que se aprecian las diferencias entre el pensamiento de éste y el pensamiento de los sofistas. Esta obra es un diálogo en el que Platón enfrenta a su maestro Sócrates con el sofista Protágoras, que es uno de los sofistas más importantes. La escena es la casa del rico ateniense Calias. Hipócrates quiere dedicarse a la política y le pide a Sócrates que le presente a Protágoras, Sócrates intentará convencer a Hipócrates de que la educación que ofrece Protágoras no es la adecuada para la política. En este diálogo se contraponen dos modelos de educación: la educación de los sofistas (relativismo); y la educación socrática (intelectualismo moral). El modelo que expone Sócrates es el modelo que Platón propone en “La República” en el libro VII, en el mito de la caverna donde se representa la educación como el ascenso para salir de la caverna hacia el mundo de las ideas. En platón hay una huella del intelectualismo moral de Sócrates, que dice que aquel que conoce el bien, obra bien y es quién debe gobernar en la polis. Por tanto, piensa que Protágoras no es capaz de enseñar lo que es el bien, ya que él piensa que el bien es relativo

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COMPARACIÓN ENTRE RENÉ DESCARTES Y DAVID HUME

COMPARACIÓN ENTRE RENÉ DESCARTES Y DAVID HUME
Vamos a comparar a Descartes con Hume. Hume era empirista. El empirismo, al igual que el racionalismo, se centra en el conocimiento y en el modo en que conocemos, así como en los materiales de que está hecho el conocimiento. Los principales representantes del empirismo fueron Locke, en el Barroco, y J. Berkeley y David Hume en la ilustración inglesa. Los principales representantes del racionalismo fueron Descartes, Leibnitz, Spinoza y Malebranche.
Hume distingue dos tipos de percepciones: impresiones e ideas. Las impresiones son los datos inmediatos de una experiencia sensible, mientras que las ideas son las copias debilitadas que quedan en nuestra mente después de una experiencia sensible. También distingue entre percepciones simples y complejas. Las simples son indivisibles y las complejas son divisibles. Critica la metafísica, y niega la existencia de la idea de sustancia, ya que no se corresponde con ninguna experiencia sensible.
Para Descartes, el método de conocimiento eran las matemáticas, más en concreto la geometría de Euclides; mientras que para Hume era la física de Newton. Descartes utilizaba el método hipotético-deductivo, que va de lo universal a lo particular. Hume utilizaba el método inductivo, que va de lo particular a lo universal. Hume cree que el conocimiento es probable. Descartes cree en la existencia de una ideas innatas en el ser humano, verdades innegables y seguras; pero Hume las niega, pues para él la mente humana al nacer es como un libro en blanco en el que se va escribiendo a través de la experiencia.
Para Descartes el criterio de verdad era la evidencia: algo existe cuando la razón lo ve como evidente, claro y distinto. Para Hume el criterio de verdad era el criterio de la correspondencia: algo existe cuando se corresponde con una experiencia sensible. Para ambos filósofos, el conocimiento es el conocimiento de ideas, pero tienen distintos conceptos de ideas. Descartes piensa que una idea es una especie de lente a través de la cual vemos lo realmente existente; para Hume es una copia debilitada que queda en nuestra mente después de una experiencia sensible.
La postura de Hume lleva al escepticismo y al fenomenismo.


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CONTEXTO HISTÓRICO, FILOSÓFICO, Y CULTURAL DE DESCARTES

CONTEXTO HISTÓRICO, FILOSÓFICO, Y CULTURAL DE DESCARTES
René Descartes nace en 1596 y muere en 1650, su filosofía se desarrolla a lo largo del siglo XVII, siglo de crisis política y religiosa. Se produce la pérdida de los fundamentos y ello lleva a la duda, a la crisis y a la búsqueda de nuevos fundamentos.
El siglo XVII se caracteriza por absolutismo, contrarreforma, barroco, y el triunfo de la nueva ciencia.
-Absolutismo. El absoluto es el rey. Quizás cabría conectar esto con la pretensión de fundar un saber absoluto, una filosofía única, de valor universal que fuera aceptada por todos.
-Contrarreforma. La Iglesia católica intenta conseguir la unidad cristiana utilizando la Inquisición. Entre los siglos XVII y XVIII hubo muchas guerras por asuntos religiosos. La guerra de los treinta años en la que luchó Descartes, enfrentó a católicos y protestantes y terminó con la paz de Westfalia (1648).
-Barroco. Hay una nueva sensibilidad artística que expresa la fugacidad, el pesimismo, el desorden y el desengaño. Destacan Moliere, Calderón de la Barca, Cervantes, en literatura y Velázquez, Rembrandt, y Caravaggio en pintura.
-Nueva ciencia. El surgimiento de la filosofía moderna, que se inicia con Descartes, está en conexión con el triunfo de la ciencia moderna. Copérnico, Galileo y Kepler asientan los pilares del edificio de la ciencia experimental. Las matemáticas serán el auténtico modelo del saber. La religión oficial se situó contra la ciencia, y como dominaba las universidades, la ciencia y la filosofía se desarrollaron en sociedades científicas y Academias como la Royal Society y la Academia parisina de las matemáticas.
Los conflictos políticos y religiosos se manifiestan en el pensamiento social de la época. El absolutismo fue teorizado por Hobbes y Bossuet; el parlamentarismo lo fue por Locke. El conocimiento será el tema central.
En este ambiente Descartes quien, buscando la salida de esta situación de crisis e ingenuidad crece una nueva corriente filosófica: el racionalismo. A esta corriente pertenecen Leibnitz, Descartes, Spinoza y Malebranche, y defiende:
-que la fuente del conocimiento es la razón.
-que la legitimación del conocimiento reside en la demostración racional siguiendo el modelo deductivo-matemático.
-que hay ideas innatas, principios evidentes, seguros, a partir de los cuales se puede construir un saber universal.
-la evidencia racional como único criterio de verdad.
En esta época existían otras dos corrientes de pensamiento contra las que Descartes reacciona:
-Escepticismo, mantiene la imposibilidad de alcanzar la verdad, no hay ningún saber firme.

-Filosofía Escolástica, Descartes la considera llena de opiniones diversas que solo sirven para disputar y hablar de todo con apariencia de verdad y poder ser admirado por los más ignorantes.

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COMPARACIÓN ENTRE ORTEGA Y GASSET Y UNAMUNO

COMPARACIÓN ENTRE ORTEGA Y GASSET Y UNAMUNO
Unamuno fue un personaje comprometido siempre en política y en lo religioso. Es destituido y desterrado por enfrentarse a Primo de Rivera. En 1931 vuelve a España y critica al gobierno republicano, justifica la rebelión militar. Se opone a algunas opiniones del general Millán Astray, la intervención de la esposa de Franco la permite salir con vida. Muere el último día del año 1936.
Unamuno considera a Don Quijote como un símbolo del pueblo español: ansia de gloria y fama, hambre de inmortalidad.
Sus principales ensayos filosóficos son:
-“En torno al casticismo” (1895) y “Paz en la guerra” (1897). Se plantea el problema de la fe.
-“Vida de Don Quijote y Sancho” (1905).
-“Del sentimiento trágico de la vida” (1912-1913). Es considerada la obra más definitiva y de más arrestos metafísicos que escribió Unamuno.
-“La agonía del cristianismo” (1925).
-“San Manuel Bueno, mártir” (1933). Tema de oposición entre la fe y la razón.
Unamuno es precursor de la filosofía existencialista, que descubre en Kierkegaard. La muerte es un tema muy importante en él. La razón lucha con el anhelo de la inmortalidad.
Unamuno cree que la razón se halla al servicio de la vida, al igual que Nietzsche. Pero él cree que Dios es un consuelo para la vida frente al miedo a la muerte.
La religión es uno de los aspectos que más separa las opiniones en torno a España de Ortega y Unamuno. Para Unamuno el espiritualismo místico forma parte del acervo más hondo de España, mientras que para Ortega España debe olvidarse de toda religiosidad y abrirse al racionalismo europeo. Unamuno en sus primeros ensayos habla también de europeización, y solo más tarde, como reacción a la europeización que propone Ortega, habla de hispanización.
Hay una piedra de toque que nos da la medida exacta de la discrepancia entre ambos pensadores: es la preferencia entre Descartes y San Juan de la Cruz. El que Ortega elija a Descartes como símbolo de la europeización nos indica como para él Europa representa principalmente una vocación de racionalismo; de aquí su desprecio por la masa y el pueblo. Con la elección de San Juan de la Cruz, Unamuno quiere expresar su consideración del misticismo como rasgo esencial a la tradición hispana, que no debe perderse en contacto con la cultura europea. Su admiración por el pueblo, fuente de las corrientes intrahistóricas, creador de historia, tiene su última razón de ser en su religiosidad.
Las diferencias entre Ortega y Unamuno son, pues, claras: aquél es un racionalista, éste un aspirante a místico. La admiración del último por el pueblo y su desprecio por él del primero tienen ese mismo origen, como hemos visto.

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COMPARACIÓN ENTRE MARX Y NIETZSCHE

COMPARACIÓN ENTRE MARX Y NIETZSCHE
Estos dos autores, junto a Freud, son considerados como los filósofos de la sospecha. A pesar de las grandes diferencias que las separan, las filosofías de Marx y Nietzsche muestran las carencias de la noción fundante de sujeto, que había sido el punto de partida sobre el cual-partiendo del modelo del cogito cartesiano-se había elaborado la filosofía moderna. Más allá de la noción básica de sujeto se esconden unos elementos condicionantes, lo que permite sospechar la falacia que representa modelar una filosofía o una interpretación sobre esta noción, y sobre la también sospechosa noción de conciencia. Ambos han señalado cómo en la base de esta noción se esconden: elementos sociales, económicos e ideológicos (Marx); una moralidad recibida y engendrada a partir de un resentimiento contra la vida (Nietzsche). La noción de conciencia pierde su carácter regulador.
Marx tiene un punto de vista materialista, influido por la dialéctica de Hegel: todo es materia. Su concepción de la historia es llamada “materialismo histórico”: los cambios políticos y sociales se producen a partir de los cambios que se dan en la base material de la sociedad, en los modos de producción. Para Marx la historia es la historia de una contínua lucha de clases. En este aspecto Nietzsche está influido por Schopenhauer, ve el mundo como una voluntad de poder, como un equilibrio entre las fuerzas activas y reactivas. Nietzsche es un vitalista, y además cree que el arte es la clave para entender el mundo.
Respecto a la Teoría del Conocimiento, Marx está influido por el positivismo (hasta el punto de llamar a lo que él hace “socialismo científico”) y por la dialéctica de Hegel en la que ve un motor de cambio y de transformación de la sociedad. Nietzsche critica al lenguaje y a las metáforas que se transforman en conceptos. Critica a la ciencia (mecanicismo y positivismo) porque solo establece relaciones cuantitativas, elimina las diferencias cualitativas y no penetra en lo que las cosas son. Cree que la mentira puede ser superior a la verdad si favorece a la vida, dice que los sentidos nos muestran la realidad y la razón nos engaña.
Marx cree que la esencia del ser humano es el trabajo y sus relaciones con la naturaleza y con otros seres. Para Nietzsche el ser humano es un puente entre el animal y el superhombre. Lo principal, para Nietzsche, son los instintos, el cuerpo, lo irracional, lo dionisíaco.
Marx cree que el mundo actual se rige por una moral burguesa, fruto de la estructura económica actual. Para él todos los productos culturales de una sociedad capitalista, solo son manifestaciones de una ideología unitaria capitalista. Para Marx las ideologías son las que hacen posible la alienación. Nietzsche cree que hay dos morales: de señores y de esclavos. Cree que los señores deben mandar y los esclavos obedecer. Dentro de la moral de esclavos distingue entre dos: marxismo y cristianismo. Critica estas morales, y a la cristiana la critica por sus valores decadentes y su transvaloración.
Marx ve la política como la lucha de clases: burgueses y proletariado. Cree que llegará la revolución del socialismo científico, y todo acabará con la victoria final del comunismo. Nietzsche cree que la masa debe obedecer al gran hombre, al genio. En este punto son totalmente contrarios ambos autores.
Ambos son ateos. Nietzsche habla de la muerte de Dios: él cree que Dios no hace falta en la sociedad actual, no sirve de nada al hombre. Nietzsche cree que la ausencia de valores al morir Dios, lleva al nihilismo, que puede ser pasivo o activo.

Respecto a la filosofía de la historia, Marx cree en el materialismo histórico y la explicación de la historia a partir de la economía. Nietzsche cree que la historia es una decadencia desde los griegos. Para él, el tiempo es circular y establece el “eterno retorno”.

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CONTEXTO HISTÓRICO-FILOSÓFICO DE MARX

CONTEXTO HISTÓRICO DE MARX

La época en que Marx nace y muere puede considerarse como la época en que la burguesía consolida su poder, desplazando a la aristocracia y al absolutismo. Otra clase social, la obrera, se expande numéricamente y va adquiriendo gradualmente autonomía organizativa y política.

La primera parte de su vida tiene como marco histórico la Restauración, es decir, el restablecimiento de los viejos poderes de la aristocracia y el absolutismo. Sin embargo, el liberalismo y las reformas sociales y políticas que se llevaron a cabo durante la Revolución Francesa eran difíciles de borrar de la memoria de la burguesía. Tuvieron lugar revoluciones liberales, que, encabezadas por la burguesía, se enfrentaban a la Restauración y exigían libertad y participación política.

Las revoluciones del siglo XIX fueron radicalizándose y adquiriendo un carácter cada vez más social. En estas revoluciones se observa un alejamiento entre la burguesía y el proletariado, que comenzaron luchando juntos y acabaron enfrentados, pues el proletariado empieza a manifestar sus propias exigencias: sufragio universal, mejoras sociales, etc.

En la última parte de la vida de Marx, el proletariado se expande y se organiza. Al final de su vida el movimiento obrero era ya una realidad. Las ideas de Marx tuvieron mucho que ver con todo ello.

CONTEXTO FILOSÓFICO DE MARX

La filosofía de Marx surge de la confluencia de varias fuentes:

A-El idealismo de Hegel y la crítica realizada al mismo por la izquierda hegeliana, especialmente Feuerbach.

B-La economía política clásica.

C-El socialismo utópico.

D-El anarquismo.

A. La filosofía de Hegel y la crítica de Feuerbach.
Kant había definido el carácter finito y limitado de la razón humana y había establecido el carácter incognoscible de la “cosa en sí”. Algunos seguidores de Kant criticaron este concepto, y Hegel negó definitivamente su existencia. Para él, el objeto es puesto íntegramente por el sujeto (ya no hay nada dado a los sentidos por una realidad ajena a la razón).

Tenemos un nuevo concepto de razón: la Razón Infinita, absoluta y creadora, y con carácter histórico. Progresa mediante un proceso dialéctico (tesis, antítesis, y síntesis). La función de la filosofía es comprender la realidad, y ésta no es sino el despliegue de la Razón Infinita.

Marx rechaza de modo absoluto el idealismo de Hegel y afirma que:

-La realidad no es la idea sino la naturaleza y el hombre.

-La existencia del proletariado contradice la afirmación hegeliana de que todo lo real es racional: el proletariado es la negación de la razón, de la justicia, de la realización del hombre, del derecho, de la libertad.

-Rechaza la concepción de la filosofía como saber teórico. La filosofía tiene que convertirse según Marx en una praxis revolucionaria transformadora de la realidad, de las condiciones reales de la vida del hombre; la filosofía debe transformar la realidad.

-Sin embargo admite que está en Hegel el gran principio motor y generador de la transformación: la dialéctica.

A partir de Hegel, de la riqueza y ambigüedad de su sistema, surgió un grupo de discípulos que pronto se separó en dos tendencias:

-La derecha hegeliana, conservadora, que justificaba el orden social y político del momento, y que buscaba la justificación del cristianismo a partir de los conceptos de la filosofía de Hegel.

-La izquierda hegeliana, práctica, crítica que propone una reforma radical del hegelianismo y elabora una fuente crítica a la religión. Piensan que toda la realidad que no pueda ser justificada, debe ser cambiada, y ven a la dialéctica como un motor de transformación y de progreso.

Feuerbach tiene en su filosofía dos aspectos que toma Marx:

-El giro materialista que da a la filosofía de Hegel: la filosofía no puede ni debe comenzar por abstracciones, sino con la vida, sus necesidades y deficiencias.

-El concepto de alienación: Dios es una proyección, una imagen idealizada que el hombre hace de sí mismo y de su esencia, con la gravedad de que luego no se reconoce y se va empobreciendo a medida que enriquece a Dios, se va enajenando, se va alienando; el hombre debe recuperarse a sí mismo, convertir la teología en antropología, reducir la esencia de Dios a esencia de hombre. Para amar realmente al hombre hay que eliminar a Dios.

Esto a Marx le resultará insuficiente porque:

-No concibe el mundo como un proceso histórico y dialéctico.

-El análisis de Feuerbach de la alienación religiosa es insuficiente pues no elimina el sentimiento religioso que es la causa de esa alienación.

B. La economía política clásica.
Otra fuente del pensamiento de Marx son las teorías de Adam Smith, Malthus, David Ricardo, y Stuart Mill, pensadores básicos de la llamada economía política clásica. Justificaban el capitalismo y las diferencias económicas entre burgueses y proletariado. Interpretaban que las relaciones económicas obedecían a un orden natural. Adam Smith es el padre del liberalismo económico.

Marx se enfrenta a ellos contradiciendo su análisis y proponiendo otras explicaciones. Marx intenta pasar de una justificación del orden social y económico a una crítica de dicho orden. El análisis económico ha de servir para descubrir las auténticas causas de la injusticia social generada en el sistema burgués, y desde ese análisis impulsar su transformación.

C. El socialismo utópico.

Nació en Inglaterra pero fue en Francia donde se desarrolló la ideología calificada de utópica y que Marx llevó a su nivel “científico” y revolucionario. Frente a los males sociales bosqueja una sociedad ideal, libre de conflictos sociales, políticos y económicos, en la línea de Platón, Tomás Moro, etc.

Sus pensadores principales son Saint Simón y Fourier en Francia, y Owen en Inglaterra.

D. El anarquismo.

Los principales pensadores anarquistas fueron Proudhon y Bakunin. También reivindicaban una transformación de la sociedad. Para ellos la única forma de reformar la sociedad es rechazar toda forma de poder pues éste es siempre fuente de corrupción.

Su defensa de la libertad e independencia individual a ultranza chocan con las organizaciones establecidas por el comunismo como necesarias para lograr el objetivo de reformar la sociedad.


Las diferencias se vieron en la I Internacional. El enfrentamiento entre Marx y Bakunin produciría la primera escisión dentro del movimiento obrero.

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viernes, 13 de diciembre de 2013

La Bruxa (cortometraje).




La Bruxa. Un cortometraje de Pedro Solís. Una bruja que quiere encontrar a su príncipe azul a toda costa, así que decide fabricárselo. Sin más se pone a buscar los ingredientes que necesita para convertir a su rana en un auténtico príncipe... pero hay un factor con el que no había contado....

Bueno, si queréis saber como termina, echadle un ojillo. Ahí os dejo el link.



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miércoles, 4 de diciembre de 2013

Polilla (cortometraje).

Os hablaré de este corto, que me ha parecido estupendo. Muy bueno, muy reflexivo, muy entretenido. EL corto es sobre un hombre que quiere hacer un corto. EL corto que quiere hacer trata de un hombre que manda un correo electrónico al futuro, en el que adjunta un vídeo. Ha de decidir qué enviar y cómo. Muy interesante, sobre todo el final. Y hasta aquí puedo leer.... jeje

Recomendado, ahí tenéis el enlace.

http://www.youtube.com/watch?v=feUeuv7J2ls

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Oktapodi (cortometraje).



Bueno, qué decir de un corto que ya obtuvo un Óscar en 2009. Muy bueno, dos pulpos luchando por su amor y por mantenerse juntos. En una ciudad bella, con un aire a Santorini. Me ha molado bastante. Reflexiona sobre las adversidades de la pareja para mantenerse unidos.

Recomendable, ahí os dejo el enlace.


http://www.youtube.com/watch?v=badHUNl2HXU

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Lifted (cortometraje).



Voy a hacer una breve reseña sobre el cortometraje de Pixar "Lifted". Muy divertido, como casi todos los de Pixar, aunque lo que más me ha gustado es que me ha recordado a las prácticas del carné del coche. Sobre todo al día del examen práctico.

Va sobre una abducción extraterrestre que no sale todo lo bien que debería, debido a que quién la lleva a cabo es nuevo y está haciendo un examen práctico de abducciones. Muy gracioso.

Echadle un vistazo al corto, ahí os dejo el enlace.


http://www.youtube.com/watch?v=pY1_HrhwaXU

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miércoles, 27 de noviembre de 2013

El vendedor de humo (cortometraje).


Hoy voy a hablarles de un cortometraje que me ha encantado: "El vendedor de humo", realizado por la escuela de animación PrimerFrame. Se trata de un corto de unos 6 minutos, en los que vamos a ver al típico mago que va por los pequeños pueblos en las películas y demás. 

La trama que hay detrás del corto es muy buena, y la reflexión a la que invita lo es aún más. El hombre vende a las gentes sencillas del pueblo cosas, apariencias, que pagan bastante bien. Lo que ocurre es que a la hora de la verdad, se revelan como inservibles, como simples apariencias. 

No quiero hablar más del corto para no estropeárselo a quién lo quiera ver. Pero diré que me parece una crítica genial al sistema consumista y materialista en el que estamos inmersos. 

Os dejo el link para que lo veáis... Recomendado al 100%.



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Fist Of Jesus (cortometraje). El puño de Jesús.



Bueno, voy a reseñar este increíble y disparatado cortometraje de David Muñoz y Adrian Cardona, llamado "Fist of Jesus". 

Para entrar en ambiente, imaginaos a un Jesucristo cazador de zombis, por llamarlo de alguna manera. Para que nos hagamos una idea, todo comienza cuando Jesús resucita a Lázaro, pero al devolverlo a la vida, éste vuelve como un zombi. La epidemia se empieza a expandir, y Jesús tendrá que enfrentarse, junto a su inseparable amigo Judas, a todo un ejército de zombis. 

Habrá zombis fariseos, zombis romanos, e incluso cowboys zombis.... sí, es en serio. Un corto de 13 divertidos minutos, en los que el gore hace aparición, pero con un gusto exquisito. Se nota un poco el bajo presupuesto, aunque ha llegado a mis oídos que recogen dinero para preparar un largometraje inspirado en esta misma historia. Un largometraje que no pienso perderme. 

Una obra de lo más Pulp que se pueda encontrar en un cortometraje. Mucho ánimo para la película. Y no se la pierdan.

Les dejo el link para que puedan ver el corto.


ALERTA SPOILER

Imperdible un Judas que resucita más veces que Krilin en Dragon Ball jeje. Y maravillosa la idea de usar peces como arma, peces que Jesús va multiplicando contínuamente... así cobran más sentido los milagros de Jesús jajaja.

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Paper War (cortometraje).



En esta ocasión voy a hacer una breve mención a este cortometraje: "Paper War", de Zhe Zhang. En él, veremos el enfrentamiento entre dos chicos (de papel jeje) por una chica. No tiene mucha historia el corto, pero he de decir que el curro que tiene detrás ha de ser tremendo. Se nota que todos los detalles están muy cuidados, y se pasa un buen ratito viéndolo.

Además es de destacar el guiño que hace en determinado momento a los juegos de pelea de tipo arcade.

Os dejo con el link para que lo veáis.

http://vimeo.com/56136687

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Little Quentin (cortometraje).



Bueno, como no tengo tiempo para nada, y mucho menos para ponerme a ver películas, el otro día decidí que empezaría a ver algunos cortometrajes que tenía pendientes. Me puse a ello, y pienso seguir haciéndolo cada vez que tenga 10 o 15 minutitos libres.

En esta entrada, voy a reseñar el cortometraje "Little Quentin", de Paco Vink y Albert ´T Hooft. He de decir que me ha parecido interesante y la verdad es que no es nada previsible el giro que da en un momento dado. Le doy por ello una buena puntuación, además de todo mi respeto. Un corto de animación en el que no se dice ni una palabra y sin embargo todo está muy claro. Te mantiene enganchado. 9 minutos que se hacen más cortos de lo que son.

Especial recomendación para los amantes de la novela negro y del género del cine negro. Un guiño a este género que no tiene nada que envidiar en creatividad a algunas películas inspiradas por el mismo.

Veremos una historia sobre un tipo duro, un conejo gigante, un payaso tétrico, una chica sexy... y mucho más.

He de decir que me quito el sombrero con este corto. Os dejo el link para que podáis verlo.

http://www.youtube.com/watch?v=j4BpeCS_98w

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lunes, 28 de octubre de 2013

Tercera meditación metafísica de Descartes (RESUMEN AMPLIADO)

Meditación tercera.
De Dios, que existe.

“Cerraré ahora los ojos, me taparé los oídos, suspenderé mis sentidos; hasta borraré de mi pensamiento toda imagen de las cosas corpóreas, o, al menos, como eso es casi imposible, las reputaré vanas y falsas; de este modo, en coloquio sólo conmigo y examinando mis adentros, procuraré ir conociéndome mejor y hacerme más familiar a mí propio. Soy una cosa que piensa, es decir, que duda, afirma, niega, conoce unas pocas cosas, ignora otras muchas, ama, odia, quiere, no quiere, y que también imagina y siente, pues, como he observado más arriba, aunque lo que siento e imagino acaso no sea nada fuera de mí y en sí mismo, con todo estoy seguro de que esos modos de pensar residen y se hallan en mí, sin duda.” Esto es todo lo que él tiene por cierto, al menos hasta ahora.

Establece como criterio de verdad la claridad y la distinción: todas las cosas que concebimos de forma clara y distinta son verdaderas. Algunas cosas que percibía por medio de los sentidos le parecían ciertas, pero ahora las ha reconocido como dudosas e inciertas. Lo que en ellas concebía como claro y distinto es que se le presentaban a su espíritu. Y en eso se engañaba o su juicio no era verdadero, al menos en virtud de un conocimiento que tuviera.

Luego se dedica a pensar si hay un Dios o no lo hay, y si es engañador o no. “Ciertamente, supuesto que no tengo razón alguna para creer que haya algún Dios engañador, y que no he considerado aún ninguna de las que prueban que hay un Dios, los motivos de duda que sólo dependen de dicha opinión son muy ligeros y, por así decirlo, metafísicos. Mas a fin de poder suprimirlos del todo, debo examinar si hay Dios, en cuanto se me presente la ocasión, y, si resulta haberlo, debo también examinar si puede ser engañador; pues, sin conocer esas dos verdades, no veo cómo voy a poder alcanzar certeza de cosa alguna.”

Las ideas no pueden ser falsas en sí mismas; “pues imagine yo una cabra o una quimera, tan verdad es que imagino la una como la otra.” Hay tres clases de ideas: las que parecen innatas, las que parecen ajenas (venidas de fuera), y las que parecen inventadas por uno mismo. “Pues tener la facultad de concebir lo que es en general una cosa, o una verdad, o un pensamiento, me parece proceder únicamente de mi propia naturaleza; pero si oigo ahora un ruido, si veo el sol, si siento calor, he juzgado hasta el presente que esos sentimientos procedían de ciertas cosas existentes fuera de mí; y, por último, me parece que las sirenas, los hipogrifos y otras quimeras de ese género, son ficciones e invenciones de mi espíritu.”

La tarea que le ocupará ahora, será considerar respecto de las ideas que parecen provenir de ciertos objetos que están fuera de él, qué razones le fuerzan a creer tales ideas como semejantes a esos objetos. “La primera de esas razones es que parece enseñármelo la naturaleza; y la segunda, que experimento en mí mismo que tales ideas no dependen de mi voluntad, pues a menudo se me presentan a pesar mío.”
Pero esas ideas que vienen de fuera no son fiables, pues puedo tener dos ideas distintas de una misma cosa. Por ejemplo del Sol, se tiene la idea de que es pequeño cuando se observa, y la idea de que es grande cuando se atiende a las pruebas que da la física de ello. Pero ambas ideas no pueden ser semejantes a la cosa.

“La idea por la que concibo un Dios supremo, eterno, infinito, inmutable, omnisciente, omnipotente y creador universal de todas las cosas que están fuera de él, esa idea, digo ciertamente, tiene en sí más realidad objetiva que las que me representan substancias finitas... Ahora bien, es cosa manifiesta, en virtud de la luz natural, que debe haber por lo menos tanta realidad en la causa eficiente y total como en su efecto: pues ¿de dónde puede sacar el efecto su realidad, si no es de la causa? ¿Y cómo podría esa causa comunicársela, si no la tuviera ella misma?... Y de ahí se sigue, no sólo que la nada no podría producir cosa alguna, sino que lo más perfecto, es decir, lo que contiene más realidad, no puede provenir de lo menos perfecto... Para que una idea contenga tal realidad objetiva más bien que tal otra, debe haberla recibido, sin duda, de alguna causa, en la cual haya tanta realidad formal, por lo menos, cuanta realidad objetiva contiene la idea.” De aquí saca la conclusión de que si la realidad objetiva de una idea suya es tal que pueda saber con claridad que no está en él ni formal ni eminentemente, entonces es que no está solo en el mundo, y que existe otra cosa que es causa de esa idea.

Entre sus ideas además de la que lo representa a él mismo hay una idea de Dios, y otras cosas corpóreas e inanimadas. Pero las ideas de otros hombres, animales o ángeles, podrían haberse formado por la mezcla de las ideas de las cosas corpóreas y de Dios. “Por Dios entiendo una substancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, que me ha creado a mí mismo y a todas las demás cosas que existen (si es que existe alguna).” Pero una idea tal no puede proceder de él, “y, por consiguiente, hay que concluir necesariamente, según lo antedicho, que Dios existe. Pues, aunque yo tenga la idea de substancia en virtud de ser yo una substancia, no podría tener la idea de una substancia infinita, siendo yo finito, si no la hubiera puesto en mí una substancia que verdaderamente fuese infinita.”

Se pregunta si podría existir en caso de que Dios no existiera y de quién habría recibido su existencia. Solo cabría que fuera de él mismo, pero si así fuese, entonces no dudaría de nada, nada desearía, y ninguna perfección le faltaría pues no se habría privado de nada. Y no puede pensar que no ha sido creado y que ha sido siempre como es ahora, porque “de haber yo existido un poco antes no se sigue que deba existir ahora, a no ser que en este mismo momento alguna causa me produzca y me cree de nuevo, es decir, me conserve” pues es necesaria la misma fuerza y actividad para conservar algo que para crearlo. Y como él no tiene poder de conservarse, no ha podido crearse, por lo que ha sido creado por otro.

Dice que la idea de Dios no la ha adquirido por los sentidos, ni es ficticia, por lo que es innata, ha nacido con él, al igual que la idea de sí mismo.

Dios existe y es  perfecto, “por lo que es evidente que no puede ser engañador, puesto que la luz natural nos enseña que el engaño depende de algún defecto.”

-Objeciones y respuestas a esta meditación.

-Objeciones de Hobbes.

No tenemos ninguna idea de Dios porque no tenemos ninguna imagen de él, a no ser que nos parezca concebir lo inconcebible, pues Dios es infinito y nosotros somos finitos, y lo finito no puede concebir lo infinito. Pero “ el hombre, viendo que debe haber alguna causa de sus imágenes o ideas, y otra causa de esa causa, y así sucesivamente, llega por último a un fin, o sea, a una suposición de que existe alguna causa eterna, la cual, pues no ha comenzado nunca a ser, no puede tener otra causa anterior; y de ahí concluye necesariamente que hay un ser eterno que existe, sin que, con todo, tenga idea alguna que pueda decir que es la de ese ser eterno, pero designa con el nombre de Dios a esa cosa de que la fe o la razón le persuade… Pues bien: como el señor Descartes ha partido de esa suposición- a saber: de que tenemos en nosotros la idea de Dios- para probar el teorema de que Dios existe, debió explicar mejor esa idea de Dios, y concluir de ella no sólo su existencia, sino también la creación del mundo.”

-Respuesta de Descartes a Hobbes.

Dice que Hobbes sólo entiende idea como la imagen de las cosas materiales pintadas en la fantasía corpórea, pero que él llama idea a todo lo que el espíritu concibe de un modo inmediato, así, si desea como a la vez concibe que desea, ese desear también lo considera como una idea. Además dice que no viene a cuento lo que añade de la creación del mundo puesto que: “he probado que Dios existe antes de examinar si existe un mundo creado por él; y por sólo existir Dios, se sigue que, si hay un mundo, debe haber sido creado por él.”

-Objeciones de Gassendi.

Dice que por el mero hecho de que la primera certeza a la que llega la conozca de forma clara y distinta, no tiene suficientes motivos para decir que el criterio de verdad es la claridad y distinción. Una regla así puede ser falsa, porque por ejemplo si el sabor del melón le aparece como clara y distintamente agradable, puede decir que es verdad que se le aparece así, pero no que el sabor del melón sea realmente así pues en su juventud no le agradaba, y le era claro y distinto que no le agradaba.

Dice que parece que todas las ideas vienen de fuera, y proceden de las cosas exteriores al entendimiento y perceptibles por los sentidos. El espíritu puede recibirlas de forma clara y distinta, y también unirlas y separarlas, formando las ideas ficticias. En cuanto a las ideas que Descartes llama innatas, no cree que haya ninguna, todas tienen un origen adventicio.

No se puede tener ideas claras sobre un substancia, sino sólo sobre sus accidentes. De manera que no se puede poseer la realidad objetiva de la substancia, ni tener una verdadera idea de ella.

Cuando Descartes dice que hay más realidad objetiva en la idea de un Dios infinito que en la de una cosa finita, se equivoca. El espíritu humano es incapaz de concebir la infinitud y no puede tener una idea que represente una cosa infinita. Y por tanto quien dice cosa infinita atribuye a algo que no comprende un nombre que tampoco comprende, puesto que esa cosa se extiende más allá de cuánto él puede abarcar.

Cuando Descartes dice que si hay alguna idea cuya realidad objetiva no pueda estar contenida en él, se sigue necesariamente que no está sólo en el mundo; Gassendi dice que este razonamiento no sirve porque él no es la causa de la realidad de las ideas, sino que lo son las cosas mismas representadas por ellas, en tanto que dichas cosas le envían sus imágenes como si fuera un espejo, aunque ello ocasione que, a veces, se figure quimeras.

Gassendi dice esto a Descartes: “Decís que las cosas que concebís acerca de Dios son tales, que no pueden proceder de vos mismo, para inferir de ello que han tenido que proceder de Dios. Nada más cierto, desde luego, que no proceden de vos mismo, y que no habéis llegado a entenderlas por vuestros solos medios. Pues, además de los objetos exteriores, sus ideas han partido, y vos las habéis aprendido, de vuestros padres, de vuestros maestros, de los discursos de los sabios, y de las conversaciones que habéis tenido con otras personas. Acaso me respondáis: soy tan sólo un espíritu, y no sé si hay nada fuera de mí en el mundo; hasta dudo de si tengo oídos para escuchar cosa alguna, y no sé si hay hombres con los que pueda conversar. Podéis responder eso, pero ¿lo haríais, si en efecto no tuvierais oídos, ni existieran hombres que os hubiesen enseñado a hablar?... esas palabras que acerca de Dios pronunciáis, ¿no las debéis al trato de los hombres con los que habéis vivido? Y si a ellos debéis las palabras, ¿no les deberéis asimismo las nociones que ellas designan? Por lo tanto, aun concediéndoos que no pueden proceder de vos mismo, de ahí no se sigue que tengan que proceder de Dios, sino sólo de algún lugar que no sois vos mismo.” Con esto pone en duda el hecho de que Descartes se haya deshecho realmente de todos sus prejuicios.

-Respuestas de Descartes a Gassendi.

Gassendi mantiene que todas las ideas son adventicias porque el espíritu puede unirlas y separarlas de forma que puede crear las ideas ficticias, como si el hecho de que mi espíritu cree una quimera por ejemplo a partir de las ideas de varios animales de los que tengo ideas adventicias, fuera también una idea adventicia y no una creación de mi intelecto.

Gassendi dice que una sustancia no puede ser percibida por la imaginación, y sólo por el entendimiento, y que por eso no se puede tener idea verdadera sobre ella, pero Descartes dice que él nada tiene que ver con los filósofos que quieren emplear la imaginación, y no el entendimiento. Además la substancia nunca puede ser concebida con arreglo a los accidentes, ni tomar de ellos su realidad, sino al contrario.


Y dice: “Cuando decís que formamos la idea de Dios a partir de lo que hemos oído y aprendido de los demás, atribuyéndole las mismas perfecciones que hemos visto que le atribuían otros, hubiese querido que nos explicarais de dónde han tomado esa idea de Dios los primeros hombres, de los cuales hemos aprendido luego. Pues si la tomaron de sí mismos, ¿por qué no podríamos hacer nosotros lo propio? Y si Dios se la ha revelado, entonces Dios existe.”


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TRABAJO SOBRE LAS “MEDITACIONES” DE DESCARTES (RESUMEN)

TRABAJO SOBRE LAS “MEDITACIONES” DE DESCARTES

José Antonio Herrera Márquez


Antes de comenzar con las meditaciones, Descartes nos hace un pequeño resumen de las conclusiones a las que va a llegar. En la primera meditación, propone las razones por las cuales podemos dudar en general de todas las cosas.

Luego nos dice que va a dudar de todo, y nos da la razón: Y, aunque la utilidad de una duda tan general no sea patente al principio, es, sin embar­go, muy grande, por cuanto nos libera de toda suerte de prejuicios, y nos prepara un camino muy fácil para acos­tumbrar a nuestro espíritu a separarse de los sentidos, y, en definitiva, por cuanto hace que ya no podamos tener duda alguna respecto de aquello que más adelante descu­bramos como verdadero.”

La primera certeza a la que va a llegar es que el espíritu reconoce que es absolutamente imposible que él mismo no exista.

Declara que el espíritu y el cuerpo son dos cosas distintas. 

Para él “es imposible que la idea de Dios que está en nosotros no tenga a Dios mismo por causa.”
En la cuarta meditación, según nos cuenta, “queda probado que todas las cosas que conocemos muy clara y distintamente son verdaderas, y a la vez se explica en qué consiste la naturaleza del error o falsedad.”

















Meditación primera.
De las cosas que pueden ponerse en duda. 

La primera meditación la comienza contándonos el proyecto que tiene pensado llevar a cabo en esta obra, y nos da también las razones de emprender tan ardua labor. Y nos lo relata de esta forma: “He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces había dado crédito, y empezar todo de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las ciencias.”

Ahora afirma que se va a dedicar a destruir todas esas opiniones que había aceptado como verdaderas. “Así pues, ahora que mi espíritu está libre de todo cuidado, habiéndome procurado reposo seguro en una apacible soledad, me aplicaré seriamente y con libertad a destruir en general todas mis antiguas opiniones.” Pero nos dice que no es necesario demostrar que todas son falsas, porque además sería un trabajo demasiado largo, sino que con encontrar en cada una un motivo de duda, ya tendrá razón para rechazarla. Solo se quedará con las opiniones sobre las que no le quepa duda alguna.

El primer paso que toma es dirigirse a los cimientos de su pensamiento y nos da la razón de tal comportamiento: “por cuanto la ruina de los cimientos lleva necesariamente consigo la de todo el edificio, me dirigiré en principio contra los fundamentos mismos en que se apoyaban todas mis opiniones antiguas.”

Hasta ahora, todo lo que había admitido como verdadero, lo había aprendido de los sentidos, pero ha experimentado algunas veces que los sentidos engañan, y si le han engañado alguna vez pueden volver a hacerlo, por tanto no se fiará de ellos, y dudará de todos los datos proporcionados por ellos.

“En este momento, estoy seguro de que yo miro este papel con los ojos de la vigilia, de que esta cabeza que muevo no está soñolienta, de que alargo esta mano y la siento de propósito y con plena conciencia: lo que acaece en sueños no me resulta tan claro y distinto como todo esto.  Pero, pensándolo mejor, recuerdo haber sido engañado, mientras dormía, por ilusiones semejantes. Y fijándome en este pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios concluyentes ni señales que basten a distinguir con claridad el sueño de la vigilia, que acabo atónito, y mi estupor es tal que casi puede persuadirme de que estoy durmiendo. Así, pues, supongamos ahora que estamos dormidos, y que todas estas particularidades, a saber: que abrimos los ojos, movemos la cabeza, alargamos las manos, no son sino mentirosas ilusiones; y pensemos que, acaso, ni nuestras manos ni todo nuestro cuerpo son tal y como los vemos.” Como nos dice en este fragmento, va a suponer que está durmiendo, y todo lo que siente no es más que una mera ilusión. Este es el siguiente paso que da Descartes, y que lo lleva a la duda total sobre las cosas sensibles.

Luego, pasa a analizar qué ciencias son más dudosas y cuáles lo son menos: “No sería mala conclusión si dijésemos que la física, la astronomía, la medicina y todas las demás ciencias que dependen de la consideración de cosas compuestas, son muy dudosas e inciertas; pero que la aritmética, la geometría y demás ciencias de este género, que no tratan sino de cosas muy simples y generales, sin ocuparse mucho de si tales cosas existen o no en la naturaleza, contienen algo cierto e indudable.” Podemos dudar sobre la existencia de las cosas, y por ello las ciencias que tratan sobre las cosas existentes son también dudosas; pero las ciencias como la aritmética y la geometría son menos dudosas, pues no trata de las cosas mundanas.

“Hace tiempo que tengo en mi espíritu cierta opinión, según la cual hay un Dios que todo lo puede, por quien he sido creado tal como soy. Pues bien ¿quién me asegura que el tal Dios no haya procedido de manera que no exista figura, ni magnitud, ni lugar, pero a la vez de modo que yo, no obstante, sí tenga la impresión de que todo eso existe tal y como lo veo? Y más aún: así como yo pienso, a veces, que los demás se engañan, hasta en las cosas que creen saber con más certeza, podría ocurrir que Dios haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos más tres, o cuando enumero los lados de un cuadrado, o cuando juzgo de cosas aún más fáciles que ésas, si es que son siquiera imaginables. Es posible que Dios no haya querido que yo sea burlado así, pues se dice de Él que es la suprema bondad. Con todo, si el crearme de tal modo que yo siempre me engañase repugnaría a su bondad, también parecería del todo contrario a esa bondad el que permita que me engañe alguna vez, y esto último lo ha permitido, sin duda. Habrá personas que quizá prefieran, llegados a este punto, negar la existencia de un Dios tan poderoso, a creer que todas las demás cosas son inciertas; no les objetemos nada por el momento, y supongamos, en favor suyo, que todo cuanto se ha dicho aquí de Dios es pura fábula.” Descartes duda aquí de que si Dios existe sea tan bondadoso como se supone que es, puesto que permite que se engañe, o no solo lo permite sino que lo quiere. Supone que hay un Dios engañador, “no un verdadero Dios que es fuente suprema de verdad, sino cierto genio maligno, no menos artero y engañador que poderoso, el cual ha usado de toda su industria para engañarme.”

Supuesto que hay una suerte de genio maligno que le engaña, decide tomar una posición de duda frente a todo lo que percibe, para poder llegar a alguna verdad indudable. “Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y las demás cosas exteriores, no son sino ilusiones y ensueños, de los que él se sirve para atrapar mi credulidad. Me consideraré a mí mismo como sin manos, sin ojos, sin carne, ni sangre, sin sentido alguno, y creyendo falsamente que tengo todo eso. Permaneceré obstinadamente fijo en ese pensamiento, y, si, por dicho medio, no me es posible llegar al conocimiento de alguna verdad, al menos está en mi mano suspender el juicio.”

Meditación segunda.
De la naturaleza del espíritu humano; y que es más fácil de conocer que el cuerpo.

Al principio de esta segunda meditación, Descartes llega a la primera verdad, y lo hace de esta forma: “Ya estoy persuadido de que nada hay en el mundo; ni cielo, ni tierra, ni espíritus, ni cuerpos, ¿y no estoy asimismo persuadido de que yo tampoco existo? Pues no: si yo estoy persuadido de algo, o meramente si pienso algo, es porque yo soy. Cierto que hay no sé qué engañador todopoderoso y astutísimo, que emplea toda su industria en burlarme. Pero entonces no cabe duda de que, si me engaña, es que yo soy; y, engáñeme cuanto quiera, nunca podrá hacer que yo no sea nada, mientras yo esté pensando que soy algo. De manera que, tras pensarlo bien y examinarlo todo cuidadosamente, resulta que es preciso concluir y dar como cosa cierta esta proposición: pienso, luego existo.” Así llega a la primera verdad indubitable: cogito ergo sum, “pienso, luego soy” (entendido el significado de ser como existencia).

“Pues bien, ¿qué soy yo, ahora que supongo haber alguien extremadamente poderoso y, si es lícito decirlo así, maligno y astuto, que emplea todas sus fuerzas e industria en engañarme?” Ahora pasa a considerar los atributos del alma, para ver si hay alguno que esté en él. Los primeros, a saber, nutrirse y andar, no los afirma supone que no tiene cuerpo. El terceo es sentir, y lo descarta por la misma razón. El cuarto es pensar, y ese atributo sí le pertenece, pues no puede separarse de él. Así llega a la conclusión de que no es más que una cosa que piensa, un espíritu, un entendimiento, una razón. Es una cosa verdaderamente existente, una cosa que piensa. Y una cosa que piensa es una cosa que duda, que afirma, que entiende, que niega, que quiere o no quiere, que siente. “Y también es cierto que tengo la potestad de imaginar: pues aunque pueda ocurrir (como he supuesto más arriba) que las cosas que imagino no sean verdaderas, con todo, ese poder de imaginar no deja de estar realmente en mí, y forma parte de mi pensamiento.”

Y afirma: “Por último, también soy yo el mismo que siente, es decir, que recibe y conoce las cosas como a través de los órganos de los sentidos, puesto que, en efecto, veo la luz, oigo el ruido, siento el calor. Se me dirá, empero, que esas apariencias son falsas, y que estoy durmiendo. Concedo que así sea: de todas formas, es al menos muy cierto que me parece ver, oír, sentir calor, y eso es propiamente lo que en mí se llama sentir, y, así precisamente considerado, no es otra cosa que pensar. Por donde empiezo a conocer qué soy, con algo más de claridad y distinción que antes.” Descartes quí llega a lo que los fenomenólogos llaman Indubitabilidad de la Percepción Inmanente. Es dudable que las cosas que percibe existan realmente o no, pero lo que es indudable es que las percibe.













Meditación tercera.
De Dios, que existe.

“Cerraré ahora los ojos, me taparé los oídos, suspenderé mis sentidos; hasta borraré de mi pensamiento toda imagen de las cosas corpóreas, o, al menos, como eso es casi imposible, las reputaré vanas y falsas; de este modo, en coloquio sólo conmigo y examinando mis adentros, procuraré ir conociéndome mejor y hacerme más familiar a mí propio. Soy una cosa que piensa, es decir, que duda, afirma, niega, conoce unas pocas cosas, ignora otras muchas, ama, odia, quiere, no quiere, y que también imagina y siente, pues, como he observado más arriba, aunque lo que siento e imagino acaso no sea nada fuera de mí y en sí mismo, con todo estoy seguro de que esos modos de pensar residen y se hallan en mí, sin duda.” Ahora Descartes se vuelve hacia sí mismo para ir conociéndose en profundidad, ir conociendo lo que es.

Luego se dedica a pensar si hay un Dios o no lo hay, y si es engañador o no. “Ciertamente, supuesto que no tengo razón alguna para creer que haya algún Dios engañador, y que no he considerado aún ninguna de las que prueban que hay un Dios, los motivos de duda que sólo dependen de dicha opinión son muy ligeros y, por así decirlo, metafísicos. Mas a fin de poder suprimirlos del todo, debo examinar si hay Dios, en cuanto se me presente la ocasión, y, si resulta haberlo, debo también examinar si puede ser engañador; pues, sin conocer esas dos verdades, no veo cómo voy a poder alcanzar certeza de cosa alguna.”

Las ideas no pueden ser falsas en sí mismas; “pues imagine yo una cabra o una quimera, tan verdad es que imagino la una como la otra.” Hay tres clases de ideas: las que parecen innatas, las que parecen ajenas (venidas de fuera), y las que parecen inventadas por uno mismo.“Pues tener la facultad de concebir lo que es en general una cosa, o una verdad, o un pensamiento, me parece proceder únicamente de mi propia naturaleza; pero si oigo ahora un ruido, si veo el sol, si siento calor, he juzgado hasta el presente que esos sentimientos procedían de ciertas cosas existentes fuera de mí; y, por último, me parece que las sirenas, los hipogrifos y otras quimeras de ese género, son ficciones e invenciones de mi espíritu.”

La tarea que le ocupará ahora, será considerar respecto de las ideas que parecen provenir de ciertos objetos que están fuera de él, qué razones le fuerzan a creer tales ideas como semejantes a esos objetos. “La primera de esas razones es que parece enseñármelo la naturaleza; y la segunda, que experimento en mí mismo que tales ideas no dependen de mi voluntad, pues a menudo se me presentan a pesar mío.”
Pero esas ideas que vienen de fuera no son fiables, pues puedo tener dos ideas distintas de una misma cosa. Por ejemplo del Sol, se tiene la idea de que es pequeño cuando se observa, y la idea de que es grande cuando se atiende a las pruebas que da la física de ello. Pero ambas ideas no pueden ser semejantes a la cosa.

“La idea por la que concibo un Dios supremo, eterno, infinito, inmutable, omnisciente, omnipotente y creador universal de todas las cosas que están fuera de él, esa idea, digo ciertamente, tiene en sí más realidad objetiva que las que me representan substancias finitas. Ahora bien, es cosa manifiesta, en virtud de la luz natural, que debe haber por lo menos tanta realidad en la causa eficiente y total como en su efecto: pues ¿de dónde puede sacar el efecto su realidad, si no es de la causa? ¿Y cómo podría esa causa comunicársela, si no la tuviera ella misma? Y de ahí se sigue, no sólo que la nada no podría producir cosa alguna, sino que lo más perfecto, es decir, lo que contiene más realidad, no puede provenir de lo menos perfecto. Para que una idea contenga tal realidad objetiva más bien que tal otra, debe haberla recibido, sin duda, de alguna causa, en la cual haya tanta realidad formal, por lo menos, cuanta realidad objetiva contiene la idea.” De aquí saca la conclusión de que si la realidad objetiva de una idea suya es tal que pueda saber con claridad que no está en él ni formal ni eminentemente, entonces es que no está solo en el mundo, y que existe otra cosa que es causa de esa idea.

Entre sus ideas además de la que lo representa a él mismo hay una idea de Dios, y otras cosas corpóreas e inanimadas. Pero las ideas de otros hombres, animales o ángeles, podrían haberse formado por la mezcla de las ideas de las cosas corpóreas y de Dios. “Por Dios entiendo una substancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, que me ha creado a mí mismo y a todas las demás cosas que existen (si es que existe alguna).” Pero una idea tal no puede proceder de él, “y, por consiguiente, hay que concluir necesariamente, según lo antedicho, que Dios existe. Pues, aunque yo tenga la idea de substancia en virtud de ser yo una substancia, no podría tener la idea de una substancia infinita, siendo yo finito, si no la hubiera puesto en mí una substancia que verdaderamente fuese infinita.”

Se pregunta si podría existir en caso de que Dios no existiera y de quién habría recibido su existencia. Solo cabría que fuera de él mismo, pero si así fuese, entonces no dudaría de nada, nada desearía, y ninguna perfección le faltaría pues no se habría privado de nada. Dios existe y es  perfecto, “por lo que es evidente que no puede ser engañador, puesto que la luz natural nos enseña que el engaño depende de algún defecto.”








Meditación cuarta.
De lo verdadero y de lo falso.

“En primer lugar, reconozco que es imposible que Dios me engañe nunca, puesto que en todo fraude y engaño hay una especie de imperfección. Además, experimento en mí cierta potencia para juz­gar, que sin duda he recibido de Dios y supuesto que Dios no quiere engañarme, es cierto entonces que no me la ha dado para que yerre, si uso bien de ella, pero en cuanto que yo no soy el ser supremo, me veo expuesto a muchísimos defectos, y así no es de extrañar que yerre. De ese modo, entiendo que el error, en cuanto tal, no es nada real que dependa de Dios, sino sólo una priva­ción o defecto, y, por tanto, que no me hace falta para errar un poder que Dios me haya dado especialmente, sino que yerro porque el poder que Dios me ha dado para discernir la verdad no es en mí infinito. Y aun­que yo no he conocido con certeza, desde que me propuse dudar de todo, más que mi existencia y la de Dios, sin em­bargo, como también he reconocido el infinito poder de Dios, me sería imposible negar que ha producido muchas otras cosas o que ha podido, al menos, producirlas, de tal manera que yo exista y esté situado en el mundo como una parte de la totalidad de los seres.” Comienza así aceptando que existen otros seres o que pueden existir.
Se pregunta de donde nacen sus errores entonces, y la respuesta que encuentra es que su voluntad es más amplia que su entendimiento, y por ello se extravía con facilidad y escoge el mal en vez del bien, o lo falso en vez de lo verdadero. Y eso es lo que hace que se engañe.

“Siempre que contengo mi voluntad en los límites de mi conocimiento, sin juzgar más que de las cosas que el entendimiento le representa como claras y dis­tintas, es imposible que me engañe, porque toda concepción clara y distinta es algo real y positivo, y por tanto no puede tomar su origen de la nada, sino que debe necesariamente tener a Dios por autor, el cual, siendo sumamente perfecto, no puede ser causa de error alguno; y, por consiguiente, hay que concluir que una tal concepción o juicio es verdadero.” Aquí nos da la condición para que una cosa sea verdadera.

“Por lo demás, no sólo he aprendido hoy lo que debo evitar para no errar, sino también lo que debo hacer para alcanzar el conocimiento de la verdad. Pues sin duda lo al­canzaré, si detengo lo bastante mi atención en todas las cosas que conciba perfectamente, y las separo de todas aque­llas que sólo conciba de un modo confuso y oscuro.” Afirma haber encontrado la forma segura de llegar a la verdad que buscaba.














Meditación quinta.
De la esencia de las cosas materiales; y otra vez de la existencia de Dios.

En esta quinta meditación, nos da otro argumento a favor de la existencia de Dios: “del hecho de no poder concebir a Dios sin la existencia, se sigue que la existencia es inseparable de él, y, por tanto, que verdaderamente existe.” Y tampoco puede objetarse que no hay más remedio que declarar que existe Dios tras haber supuesto que posee todas las perfecciones, siendo una de ellas la existencia.”

“Tras conocer que hay un Dios, y a la vez que todo depende de él, y que no es falaz, y, en consecuencia, que todo lo que concibo con claridad y distinción no puede por menos de ser verdadero, entonces, aunque ya no piense en las razones por las que juzgué que esto era verdadero, con tal de que recuerde haberlo comprendido clara y distintamente, no se me puede presentar en contra ninguna razón que me haga ponerlo en duda, y así tengo de ello una ciencia verdadera­ y cierta. Y esta misma ciencia se extiende también a todas las demás cosas. Y así veo muy claramente que la certeza y verdad de toda ciencia dependen sólo del conocimiento del verda­dero Dios; de manera que, antes de conocerlo, yo no podía saber con perfección cosa alguna. Y ahora que lo conozco, tengo el medio de adquirir una ciencia perfecta acerca de infinidad de cosas: y no sólo acerca de Dios mismo, sino también de la naturaleza corpórea, en cuanto que ésta es objeto de la pura matemática, que no se ocupa de la exis­tencia del cuerpo.” Dios le ofrece la seguridad de que las cosas que ve como claras y concisas son reales.



Meditación sexta.
De la existencia de las cosas materiales, y de la distinción real entre el alma y el cuerpo.

Ahora pasará a examinar si hay cosas materiales o no las hay, aunque ya tiene claro que puede haberlas.

“Además la facultad de imaginar que hay en mí, y que yo uso, según veo por experiencia, cuando me ocupo en la consideración de las cosas materiales, es capaz de convencerme de su existencia; pues cuando considero atentamente lo que sea la imaginación, hallo que no es sino cierta aplicación de la fa­cultad cognoscitiva al cuerpo que le está íntimamente presente, y que, por tanto, existe. Y para manifestar esto con mayor claridad, adverti­ré primero la diferencia que hay entre la imaginación y la pura intelección o concepción.” Hay cosas que se pueden inteligir pero no se pueden imaginar. “De suerte que esta manera de pensar difiere de la pura intelección en que el espíritu, cuando entiende o concibe, se vuelve en cierto modo sobre sí mismo, y considera alguna de las ideas que en sí tiene, mientras que, cuando imagina, se vuelve hacia el cuerpo y considera en éste algo que es conforme, o a una idea que el espíritu ha concebido por sí mismo, o a una idea que ha percibido por los sentidos.”

Las ideas me son enviadas por las cosas corpóreas, “y, por lo tanto, debe reconocerse que existen cosas corpóreas.” Hay que reconocer que todas las cosas que vemos con claridad y distinción, están realmente en los cuerpos. “Y, en primer lugar, no es dudoso que algo de verdad hay en todo lo que la naturaleza me enseña, pues por na­turaleza, considerada en general, no entiendo ahora otra cosa que Dios mismo, o el orden dispuesto por Dios en las cosas creadas, y por mi naturaleza, en particular, no en­tiendo otra cosa que la ordenada trabazón que en mí guardan todas las cosas que Dios me ha otorgado.”

“Pues bien: lo que esa naturaleza me enseña más ex­presamente es que tengo un cuerpo. Y, por tanto, no debo dudar de que hay en ello algo de verdad.”

“Me enseña también la naturaleza, mediante esas sen­saciones de dolor, hambre, sed, etcétera, que yo no sólo estoy en mi cuerpo como un piloto en su navío, sino que estoy tan íntimamente unido y como mezclado con él, que es como si formásemos una sola cosa.”
“Además de esto, la naturaleza me enseña que exis­ten otros cuerpos en torno al mío, de los que debo perse­guir algunos, y evitar otros. Y, ciertamente, en virtud de sentir yo diferentes especies de colores, olores, sabores, so­nidos, calor, dureza, etcétera, concluyo con razón que, en los cuerpos de donde proceden tales diversas percepciones de los sentidos, existen las correspondientes diversidades, aunque acaso no haya semejanza entre éstas y aquéllas. Asi­mismo, por serme agradables algunas de esas percepciones, y otras desagradables, infiero con certeza que mi cuerpo (o, por mejor decir, yo mismo, en cuanto que estoy compuesto de cuerpo y alma) puede recibir ventajas e inconvenientes varios de los demás cuerpos que lo circundan.” Aunque pertenece solo al espíritu conocer la verdad acerca de esas cosas.

“Empero, como la necesidad de obrar con premura nos obliga a menudo a decidirnos sin haber tenido tiempo para exámenes cuidadosos, hay que reconocer que la vida humana está frecuentemente sujeta al error en las cosas particulares; en suma, hay que confesar la endeblez de nuestra naturaleza.”


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