ENTREVISTA A: Julio Martín Freixa.
-Antes que nada, quería saludarte Julio, es un placer tenerte aquí.
Para aquellos lectores que aún no te conozcan (y para los que no te conozcan
demasiado), ¿podrías presentarte en unas líneas?
—Si hay una palabra que me defina,
tal vez sea esta: atípico. Un enfermero atípico, un escritor atípico, también
fui atípico como deportista... Tengo la mente inquieta y siempre estoy
maquinando algo. Cuando no ando metido en tres o cuatro cosas a la vez (que,
generalmente, tienen poco o nada que ver entre sí) es que algo me pasa. A veces
me gustaría que los días tuvieran más de veinticuatro horas, la verdad…
-¿Cómo fueron tus inicios en la literatura? ¿Puedes hablarnos un poco
de ellos?
—En mi casa todo el mundo leía.
Recuerdo que me ponía a «ordenar» los libros en la estantería, nada más
aprender a andar, y me quedaba mirando las portadas. Los tebeos de Flash Gordon
que me regalaba mi padrino Rafael me hicieron ansiar desesperadamente aprender
a leer. También, con tres o cuatro años, ayudaba a mi abuela a escoger
bolsilibros de terror en la droguería donde las intercambiaba. Memorizaba las
portadas y, según ella, nunca repetí una. Con unos antecedentes así, era
cuestión de tiempo que descubriera a Julio Verne, Lovecraft, Poe, Stevenson y
compañía.
-Hoy vamos a hablar de tu novela “Furia desatada en Mundo Guerra”. ¿Qué
puedes contarnos sobre ella?
—Un día, me dije: ¿por qué no
elijo todos los elementos que más me gustan de todos los géneros relacionados
con la aventura y los mezclo en un serial? Los amantes de la espada y brujería
hallarán claras referencias, así como los de ciencia ficción ligera. Como
personaje escogí al arquetipo de luchador implacable, pero como se ve a lo
largo de la historia, resulta mucho menos plano de lo que puede parecer en un
principio. Es que Tex Hardigan al final se hace querer…
-¿Qué es lo que te impulsó a escribir esta novela? ¿Cómo nació la idea?
—Lo que voy a contar no lo sabe
casi nadie, así que podría considerarse una especie de primicia. Lo primero que
escribí fue una novela bastante espantosa que, como era de esperar, fue
rechazada por activa y por pasiva por todas las editoriales. Así fue como
aprendí que hay que empezar con relatos. Busqué en Google y me apareció Relatos
Pulp, una web especializada. En un principio, la saga de Tex Hardigan iba a ser
un serial para aparecer allí por entregas. Pero antes, quise tener un buen
colchón de entregas terminada, para poder cumplir con los plazos. De haber
conocido por entonces la web Action Tales, tal vez habría aparecido allí y hoy
no estaríamos hablando de la novela, quién sabe. Los cinco o seis primeros
capítulos ya estaban acabados a falta de la revisión final, cuando empecé a
colaborar con relatos en la revista Ánima Barda. Por aquel entonces, estaban dando
el salto al papel y les presenté el proyecto. Al final salió publicado junto a
la novela de Jesús Montalvo, 1938, en
un curioso flipbook.
-¿Cuáles han sido tus influencias literarias o culturales para escribir
la novela “Furia desatada en Mundo Guerra”?
—La principal es el cine
exploitation de los 80, aderezado con las novelas de Robert E.Howard y las
películas de Ray Harryhausen con sus muñecos en stop motion. Y, cómo no, la
lucha libre, un pintoresco mundillo con el que estoy muy familiarizado y del que
algo practiqué hace años.
-¿De qué trata la novela? ¿A qué género literario pertenece?
—Es una historia de Espada y
planeta, como la saga de la Contratierra de Norman o la de John Carter de
Burroughs. Hay una segunda lectura que subyace bajo las obvias aventuras más o
menos trepidantes, que poco a poco va desvelando un panorama puramente de
ciencia ficción que será desarrollado a lo largo de la saga. En realidad toda
la historia es una alegoría a la sociedad en la que vivimos, pero que nadie se
asuste. Huyo del gafapastismo como de la peste. También hay escenas picantes,
drama…
-¿Qué le dirías al público sobre tu novela?
—Que le den una oportunidad si
les gusta el pulp y las novelas clásicas de aventuras. No puedo decir que tenga
una multitud de lectores, pero sí que son buenos
lectores. No nos engañemos, nadie va a encontrar una joya de la literatura
universal en Furia desatada en Mundo
Guerra, pero del mismo modo que a Tarantino le gustan las películas de
serie B, a un lector exigente le puede gustar mi novela. Incluso hay buen porno
y mal porno, qué narices.
-¿Cuáles son tus influencias, en general, a la hora de escribir?
¿Tienes algún autor preferido?
—Quien me haya leído alguna vez
adivinará que tengo debilidad por Curtis Garland, pero lo cierto es que empecé
a leerlo hace relativamente poco, una laguna que estoy subsanando. Creo que me
interesé por su obra gracias al grupo de Facebook dedicado a los bolsilibros,
porque antes tenía el prejuicio de que era literatura de mala calidad. En
realidad, hay de todo: de los bolsilibros el 80% son malos y el 20% buenos. Sin
embargo, con Curtis Garland rara vez te encuentras algo malo (yo aún no), y
mira que escribió más de 2000 títulos. Su forma de manejar las escenas para
engarzarlas en la trama y su versatilidad son algo que trato de imitar. Lo
mismo te hacía un western que terror o ciencia ficción. Luego, por supuesto,
Howard y sus coetáneos. En novela negra me quedo con Dennis Lehaney y Preston y
Child. En fantasía, Brandon Sanderson. Aunque lo que más leo son autores
nacionales. Los hay muy buenos, como Jesús Cañadas, Manel Loureiro, Alberto
López Aroca, Tony Jiménez, Pablo García Naranjo, Carlos Sisí, Alexis Brito,
Rubén Fonseca… De los anteriores lo leo todo, o casi todo. Y tengo una especie
de adicción compulsiva a la revista Barsoom que espero que no se me cure nunca.
-Has publicado la novela con una editorial que lleva poco tiempo en el
negocio: Editorial Pulpture. ¿Qué tal la experiencia?
—Excelente, a todos los niveles.
Desde que conocí a los editores en persona (Cris Miguel y Jorge Plana) con
motivo de la presentación del primer número en papel de la revista Ánima Barda,
no hemos dejado de hacer cosas juntos. En sus revistas y antologías he
publicado un número indecente de relatos, algunos bajo seudónimo, cambiando
siempre de género hasta tocar algunos que nunca imaginé que haría. Esa es la
clave de Ánima Barda, una revista neopulp como no hay ninguna otra: los autores
y editores interaccionan entre ellos para sacar el máximo rendimiento a cada historia.
Lo cierto es que, desde mi llegada a la revista, mi forma de escribir ha
mejorado como de la noche al día y además he conocido a gente excepcional.
-¿Dónde se puede adquirir la novela?
—La forma más sencilla es en la
web de Pulpture, o también en la archiconocida Cyberdark. Hay librerías que
también lo ofrecen, que pueden consultarse en la web. Algunas de ellas son
Gigamesh o Estudio en escarlata. También hay una versión digital, por lo que me
imagino que quien no esté dispuesto a pagar los 1,50 euros que cuesta en Lektu
podrá pirateársela sin demasiados problemas. No obstante, como comprenderás,
recomiendo las primeras opciones, más que nada para no cargarnos demasiado el
mercado editorial, que ya está bastante maltrecho.
-¿Volveremos a ver pronto más aventuras de Tex Hardigan?
—Ya están las dos siguientes
novelillas terminadas desde hace tiempo, y tan solo esperan a que Pulpture
encuentre el momento oportuno para lanzarlas. Parece que saldrán en un solo
tomo y lo que os puedo adelantar es que la segunda parte supera ampliamente a
la primera. Y la tercera es un desmadre de proporciones épicas. Veremos
aspectos de Tex Hardigan que lo harán muy humano ante nuestros ojos. Y la
aventura se hará más y más trepidante a medida que se cuece el clímax.
-Antes de finalizar la entrevista, me gustaría que nos hablaras de tus
próximos proyectos literarios, ¿qué puedes contarnos sobre ellos?
—Hay contactos con una editorial
para la publicación de un par de obras inéditas de las que aún no puedo hablar.
El último año he escrito tal vez demasiado y ahora hay que darle salida. Habrá
que esperar a que la cosa esté hecha para anunciarlo más detalladamente.
También hay otra cosilla de la que tan solo diré que es algo que nunca se ha
visto en este país y que mola un huevo. Y luego está el podcast Proyecto Pulp,
al que me acoplé con bastante cara dura al lado de nombres como Raúl
Montesdeoca (La máquina del juicio final), Lem Ryan (no hace falta
referencias), Javier Jiménez Barco (Barsoom), Paulo César Ramírez (Reward) y Pako
Domínguez (Dlorean). Aunque la mayor parte del tiempo permanezco en silencio
con la boca abierta y mis únicas aportaciones suelen ser manidos chistes sobre
calvos...
-¿Algo que quieras añadir?
—Me gustaría mandar un saludo a
un grupo de autores noveles que va a dar mucho de qué hablar en un futuro no
muy lejano. Son: Jorge R. Del Río, Áxel A. Giaroli, Rubén Fonseca, Felipe Orce
y un tal José Antonio Herrera. Sois unos cracks y lo sabéis.
-Creo que me suenan, sobre todo este último, pero no recuerdo de dónde
(risas). Y, bueno, poco más, muchas gracias por tu tiempo, este blog es tu casa,
esperamos poder contar contigo para entrevistas futuras.
—Ha sido un honor, ya sabes que
yo me apunto a un bombardeo.
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Una buena forma de conocer al autor tras Tex Hardigan :)
ResponderEliminaresas alusiones al segundo y tercer volumen de la saga solo consiguen que se me pongan los dientes largos.
Suerte con esos proyectos misteriosos, Julio, seguro que todo saldrá bien.